[136] Se inicia así la ofensiva del Levante cuyo plan consistía en converger sobre Sagunto (a unos 20 kilómetros al norte de Valencia) avanzado por la costa desde Vinaroz y por el interior desde Teruel, para desde allí tomar Valencia. Fueron muchos los prisioneros y los que se «pasaron», lo que daba fe del estado de desmoralización de las filas republicanas». Pero el escándalo internacional que provocó hizo que la República dijese que era un error y que se trataba de aviones republicanos que creían atacar al crucero pesado Canarias. La guerra civil que asoló España entre 1936 y 1939 tuvo enormes consecuencias no sólo para este país sino para el mundo, como reflejan los más de 20.000 libros escritos sobre el tema, tanto desde una perspectiva histórica, de Toda la información sobre Guerra Civil Española en La Rioja La Guerra Civil Española es una guerra interna desarrollada en España que se desarrolló entre 1936 y 1939. Este llamado incidente del Deutschland fue efectuado probablemente por tripulaciones rusas, sin conocimiento por parte del mando republicano. Del otro lado, la URSS y México apoyaron política, diplomática y militarmente a las fuerzas republicanas. Una semana después volverían a reunirse para dilucidar el mando político. Esta se llevó a cabo en el bando sublevado de manera sistemática y por orden de sus superiores, mientras en el bando republicano se produjo de manera descontrolada en momentos en que el gobierno perdió el control de las masas armadas. Por el contrario Pablo Martín-Aceña, un investigador especializado en la financiación de la Guerra Civil, cree que el gobierno de la República decidió con precipitación antes de haber explorado otras opciones, como Francia e incluso Estados Unidos. [126], En noviembre de 1937 el gobierno republicano de Juan Negrín decidió trasladarse de Valencia a Barcelona (donde desde noviembre de 1936 ya se encontraba el presidente de la República Manuel Azaña) para «poner en pleno rendimiento la industria de guerra» catalana, que en los meses siguientes quedó bajo la autoridad directa del gobierno de la República, para que supliera la pérdida de las importantes fábricas de armamento de Vizcaya, Cantabria y Asturias, y también para «asentar definitivamente la autoridad del gobierno en Cataluña», lo que relegó al gobierno de la Generalidad de Lluís Companys a un papel secundario. La dictadura de Franco investigó y condenó severamente los hechos delictivos cometidos en la zona republicana, llegando incluso a instruir una Causa General, todo ello con escasas garantías procesales. La bibliografía sobre la Guerra Civil no ha cesado de aumentar, ni dentro ni fuera de España. «Eran indisciplinadas y tendían a huir, presas del pánico, abandonando las armas, las cuales constituían fusiles y piezas sueltas de artillería, dado que el desbarajuste originado en la capital por la sublevación no permitía una adecuada planificación militar. En Cataluña, a pesar de que el poder efectivo lo tenían los cientos de comités revolucionarios fundamentalmente anarquistas que habían surgido tras la derrota de la sublevación del 19 de julio, la Generalidad presidida por Lluís Companys consiguió poner a salvo a miles de personas de derechas amenazadas, y entre ellas numerosos sacerdotes (empezando por la cabeza de la Iglesia en Cataluña, el arzobispo de Tarragona cardenal Vidal y Barraquer que había sido detenido por un grupo de milicianos) y religiosos (entre ellos 2142 monjas),[311] concediéndoles pasaportes y fletando barcos franceses e italianos para que pudieran huir al extranjero,[312] aunque no pudo evitar que cientos de ellos fueran ejecutados por ser católicos. Auto del 16 de octubre de 2008 del Juzgado Central de Instrucción n.º 5 de la Audiencia Nacional. Largo Caballero, que además de la presidencia asumió el ministerio clave de Guerra, entendió este gobierno como una gran «alianza antifascista», y así dio entrada en el gabinete al mayor número posible de representaciones de los partidos y sindicatos que luchaban contra la rebelión «fascista» (como llamaban las organizaciones obreras a la sublevación militar de julio). El haber usado el gobierno republicano las reservas de oro para comprar armamento acabó con las reservas monetarias de la zona republicana. Según ese estudio titulado Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939[307] fueron asesinados en la zona republicana 12 obispos, 4184 sacerdotes seculares, 2365 religiosos y 263 monjas. Un día antes, el 4 de febrero, los «nacionales» habían ocupado Gerona. En enero de 1930 el general Miguel Primo de Rivera reconoce el fracaso de la Dictadura que había instaurado en septiembre de 1923 con el apoyo del rey y dimite. Diligencias previas (proc. Pero esta inferioridad se vio compensada muy pronto gracias al control de los sublevados del principal astillero de la marina en Ferrol donde estaba prácticamente terminado el crucero pesado Canarias —que entró en servicio en septiembre de 1936— y otro, el Baleares, a punto de ser entregado (entró en servicio en diciembre de 1936), junto con los dos únicos dragaminas de España (el dragaminas Júpiter, que entró en servicio a principios de 1937, y el dragaminas Vulcano, que entró en servicio a finales de ese mismo año).[167][172]. Las ayudas en hombres al bando sublevado se materializaron en la Legión Cóndor alemana (unos 6000 hombres) y el Corpo di Truppe Volontarie italiano (un máximo de 40 000), más un contingente de combatientes portugueses denominados Viriatos. El segundo intento tuvo lugar en diciembre (segunda batalla de la carretera de La Coruña) y también resultó un fracaso. Amazon配送商品ならLa Guerra Civil Espanola/ A Consice History of the Spanish Civil Warが通常配送無料。更にAmazonならポイント還元本が多数。Preston, Paul作品ほか、お急ぎ便対象商品は当日お届け … [17] Entre otras consideraciones, argumentó la acusación de genocidio de acuerdo con el derecho español,[f] citando al auto 211/2008 del Juzgado Central de Instrucción número dos (caso SS-Totenkopf o Genocidio nazi), mediante el cual se consideraba delitos de genocidio y lesa humanidad los cometidos contra los españoles recluidos en los campos de concentración nazis con motivaciones políticas o ideológicas. [75] En los tres días siguientes el golpe se extendió a las guarniciones de la península, Canarias y Baleares. De paso también a las mujeres de los rojos que ahora, por fin, han conocido hombre de verdad y no castrados milicianos. Numerosas obras literarias, fílmicas y artísticas han retratado el horror de la Guerra Civil Española. También adquirió gran relevancia la masacre de Badajoz, perpetrada por las tropas sublevadas tras la toma de la ciudad. Queipo de Llano: «Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombre. Al día siguiente el representante oficioso del general Franco en Londres, el duque de Alba, hizo llegar al secretario del Foreign Office lord Halifax «la gratitud del generalísmo y del gobierno nacional» por colaborar en «reconquistar Menorca». Maryse Bertrand de Muñoz (1982). [27] El líder de la CEDA, José María Gil Robles, encontró su oportunidad cuando estallaron el escándalo del estraperlo y el del asunto Nombela que hundieron a Lerroux y al Partido Republicano Radical, del que no se recuperaría. [293] Esta «cuestión vasca» reapareció cuando el País Vasco republicano fue ocupado por los «nacionales» en junio de 1937, a causa de que la represión también incluyó a numerosos sacerdotes vascos «separatistas» que fueron encarcelados por el delito de «rebelión». La conspiración militar y golpe de Estado de julio de 1936, en que 70% de las fuerzas armadas se alzaro… [263], Aunque menos aireada, la ayuda a los sublevados por parte de la dictadura de Oliveira Salazar de Portugal también fue importante, sobre todo en los primeros meses de la guerra porque dejó que los militares rebeldes utilizaran sus carreteras, ferrocarriles y puertos para comunicar la zona norte con Andalucía, y además devolvió a la zona sublevada a los republicanos que huían de la represión. [72], El asesinato de José Calvo Sotelo en la madrugada del 13 de julio aceleró el compromiso con la sublevación de los carlistas y también de la CEDA y acabó de convencer a los militares que tenían dudas, entre ellos, según Paul Preston, al general Francisco Franco. [327] El régimen franquista promovió una extensa investigación sobre estos hechos conocida como Causa General[328][329] que, pese a haber sido realizada con parcialidad y sin las suficientes garantías procesales, contó con abundantes pruebas documentales y testificales. [178] El único posible caso de «bombardeo de terror» por parte del bando republicano fue el de Cabra en noviembre de 1938, pero todo parece indicar que se trató de un terrible error cometido por los pilotos que confundieron el mercadillo de la ciudad con un campamento de tiendas de campaña de una unidad italiana que, según la orden que habían recibido, había que buscar y destruir. [29], El resultado de las elecciones de febrero de 1936 fue un reparto muy equilibrado de votos con una leve ventaja de las izquierdas (47,1 %) sobre las derechas (45,6 %), mientras el centro se limitó a un 5,3 %. [249], La «no intervención» estuvo determinada por la política británica de «apaciguamiento» (appeasement policy) de la Alemania nazi, a la que se vio arrastrado el gobierno del Frente Popular de Francia, que solo contaba con los británicos ante una posible agresión alemana. Durante los primeros meses de 1936 se produjo una polarización de la política española, en cuyos extremos se situaba la izquierda revolucionaria y la derecha fascista, y en medio una izquierda moderada y una derecha republicana junto con un centro anticlerical y una derecha de fuerte componente católico y monárquico (que representaba a muchos militares, terratenientes y a la jerarquía católica que veían peligrar su posición privilegiada y su concepto de la unidad de España). A finales de 1936, luego de la victoria de Francisco Franco al conquistar Toledo, la Junta encontró la oportunidad de alcanzar su tan ansiado mando único militar. En 1923, el general Primo de Rivera había instalado una dictadura de tipo fascista (preservando la monarquía). La batalla del Jarama se inició el 4 de febrero con el ataque por unidades de la Legión Española y fuerzas regulares marroquíes, apoyadas por carros de combate, a las posiciones republicanas. [254] En cuanto a armamento, según Julio Aróstegui, los sublevados recibieron de Italia y de Alemania 1359 aviones, 260 carros de combate, 1730 cañones, fusiles, y municiones para todo ello. [319] Pero la respuesta del Vaticano fue evasiva sin comprometerse en nada. SANZ VILLANUEVA: «Inquietud en el Paraíso», El Cultural [suplemento del diario, MARTOS, David: «[Juan Eslava Galán: «Lo que toca es acomplejarnos de ser españoles. Tres días después las fuerzas «nacionales» ocupaban la ciudad y el día 30 de abril llegaban a Bermeo. Argentina cooperó en la evacuación de asilados hacia Francia con dos buques de la Armada Argentina, el ARA 25 de mayo y el ARA Tucumán. Engañado por sus hermanos, Yusuf emprende escapar del ejército y de España. El 5 de febrero ocupaban Gerona. [114] La ofensiva de las fuerzas sublevadas al mando del general Mola (unos 28 000 efectivos, incluidos los de las unidades del Corpo Truppe Volontarie italiano, apoyados por 140 aviones italianos y alemanes de la Legión Cóndor) se inició el 31 de marzo de 1937 desde las posiciones alcanzadas en octubre de 1936 en la campaña de Guipúzcoa, que se situaban a unos 35 kilómetros al oeste de San Sebastián, sobre las defensas de Vizcaya que había organizado el gobierno vasco presidido por José Antonio Aguirre desde octubre de 1936 tras haber aprobado las Cortes republicanas el Estatuto de Autonomía del País Vasco. Algunos videojuegos cubren combates de la guerra civil española: Posteriormente, el 18 de noviembre del mismo año, el mismo tribunal decidió extinguir su responsabilidad al haberse certificado su fallecimiento.[b][18]. El escándalo producido al hundir un submarino italiano por error un destructor británico, hizo que la Italia Fascista dejara de participar directamente en acciones de guerra navales, cediendo cuatro «submarinos legionarios» a los «nacionales» y vendiéndoles cuatro destructores y dos submarinos. Para ellos, la República representaba el «orden burgués» (sin demasiadas diferencias con los regímenes políticos anteriores, Dictadura y Monarquía) que había de ser destruido para alcanzar el «comunismo libertario». [30], El miércoles 19 de febrero, Manuel Azaña, el líder del Frente Popular, formaba un gobierno que, conforme a lo pactado con los socialistas, solo estaba integrado por ministros republicanos de izquierda (nueve de Izquierda Republicana y tres de Unión Republicana). A las 5 de la madrugada del 9 de febrero el Devonshire partía de Mahón rumbo a Marsella con 452 refugiados a bordo. El problema fue que debido a la política de «no intervención» en muchas ocasiones los emisarios de la República fueron estafados por los traficantes de armas que les vendieron equipos obsoletos a precios mucho mayores del coste real. [190], El 28 de septiembre de 1936, el mismo día en que el Alcázar de Toledo fue liberado, se celebró la segunda reunión de los generales en Salamanca para decidir quién ostentaría el mando político. El avance se volvió entonces en dirección noreste para alcanzar el valle del Tajo y el 2 de septiembre caía Talavera de la Reina, ya en la provincia de Toledo. La Guerra Civil española tuvo lugar entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Por paradójico que parezca, del segmento más radical de la izquierda política también hubo levantamientos contra la República. Derechistas e izquierdistas se acusaron mutuamente del atentado. Otros países como Argentina y Francia colaboraron con la evacuación de tropas aisladas y la adopción de exiliados, a medida que el conflicto favorecía al bando franquista. Mª Encarna Nicolás Marín, «Guerra contra Hitler. La coalición encabezada por Azaña se deshace y se convocan elecciones para noviembre de 1933, en las que votaron por primera vez las mujeres, que son ganadas por la derecha católica de la CEDA y por el centro-derecha republicano del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux. El campo se vio también afectadoy dest… Stradling, R. A. La Guerra Civil Española fue un episodio complejo de la historia española, en el que se opusieron modelos muy distintos de país, de gobierno y de cultura nacional: conservadores versus liberales, dictadura militar versus democracia, fascismo versus comunismo y anarquismo, cultura católica versus ateísmo, y también una intensa lucha de clases. [220], Cuando el 3 de septiembre de 1936 el Ejército de África sublevado tomó Talavera de la Reina (ya en la provincia de Toledo, después de haber ocupado Extremadura), y además también caía Irún en manos de los sublevados (con lo que el norte quedaba aislado del resto de la zona republicana), José Giral presentó la dimisión al presidente de la República Manuel Azaña. La resistencia republicana fue dura especialmente cuando las fuerzas «nacionales» tras conquistar Castellón de la Plana el 13 de junio alcanzaron la línea de fortificaciones llamada línea XYZ que se extendía desde Almenara, unos kilómetros al norte de Sagunto, en la costa hasta el río Turia en el interior. Así el «gobierno de conciliación» de Martínez Barrio dimitió y Azaña nombró el mismo domingo 19 de julio nuevo presidente del gobierno a un hombre de su partido José Giral, que formó un gobierno únicamente integrado por republicanos de izquierda, aunque con el apoyo explícito de los socialistas, que tomó la decisión de entregar armas a las organizaciones obreras, algo a lo que también se había negado Martínez Barrio porque, al igual que Casares Quiroga, consideraba que ese hecho traspasaba el umbral de la defensa constitucional y «legal» de la República. [131], El fracaso de la batalla de Teruel y el derrumbe del frente de Aragón provocaron la crisis de marzo de 1938 en el bando republicano cuando el presidente del gobierno Juan Negrín intentó que Indalecio Prieto cambiara de ministerio y dejara el de Defensa ya que, como el presidente de la República Manuel Azaña, Prieto consideraba que lo que había sucedido mostraba que el ejército republicano nunca podría ganar la guerra y que había que negociar una rendición con apoyo franco-británico. [244], Los regímenes fascistas europeos (Alemania e Italia) y el Portugal salazarista apoyaron desde el principio a los militares sublevados, mientras que la República, tras negarle su ayuda Francia y Gran Bretaña que optaron por la política de No Intervención, obtuvo el apoyo de la URSS y de las Brigadas Internacionales a partir de octubre de 1936, siendo estas de mayoría ciudadanos franceses. Ahora bien, el hecho de tomar primero Toledo podía justificarse militarmente: asegurar esta ciudad permitiría atacar Madrid desde el sur y el este, protegiendo los flancos por el Tajo y contando con dos carreteras de primera categoría en lugar de una». Consideró, según sus estudios que todas las víctimas fueron inscritas en los Registros Civiles, haciendo un cálculo aproximado de las muertes de la Guerra. El gobierno británico puso en marcha la operación sin informar al embajador republicano en Londres, Pablo de Azcárate (que cuando más tarde se enteró presentó una protesta formal por haber prestado un buque británico a un «emisario de las autoridades rebeldes españolas»). En Vizcaya, una Junta de Defensa. Así mismo, en el parlamento, los diputados de la derecha, singularmente Calvo Sotelo y Gil Robles, acusaron al gobierno de haber perdido el control del orden público.[56]. [33] Otra de las medidas urgentes era reponer en sus puestos a los alcaldes y concejales elegidos en 1931 y sustituidos durante el bienio conservador. Tesis doct.dir. [135], Negrín era consciente de que la supervivencia de la República no solo dependía del fortalecimiento del Ejército Popular y de que se mantuviera la voluntad de resistencia de la población civil en la retaguardia, sino también de que Francia y Gran Bretaña pusieran fin a la política de «no intervención» o de que al menos presionaran a las potencias fascistas para que estas a su vez convencieran al «Generalísimo» Franco para que aceptara un final negociado. Su ocupación fue «rectificar toda la legislación republicana volviendo las cosas a su punto anterior». Reseña de Andrea Aragón. [100] Ya el 5 de noviembre la columna jurídica que iba a encargarse de la represión de los republicanos (ocho consejos de guerra, dieciséis juzgados instructores y una Auditoría del Ejército de Ocupación), comandada por el coronel Ángel Manzaneque y Feltrer, se agrupó en Navalcarnero -a treinta kilómetros de Madrid- para aguardar la inminente victoria de las tropas franquistas.[101]. [97], El día 8 de octubre, el Ejército de África alcanzó San Martín de Valdeiglesias, a unos cuarenta kilómetros de Madrid, donde tomó contacto con las fuerzas sublevadas del norte al mando del general Emilio Mola, que acababa de finalizar la campaña de Guipúzcoa tras tomar Irún, el 5 de septiembre y San Sebastián el 13 de septiembre, quedando el norte republicano rodeado por tierra por los «nacionalistas». [225] El conflicto fundamental fue el que enfrentó a los anarquistas de la CNT, que defendían la compatibilidad de la revolución con la guerra,[226][227] y a los comunistas del Partido Comunista de España (PCE) y del PSUC en Cataluña, que entendían que la mejor forma de frenar la sublevación militar era restablecer el Estado republicano y aglutinar a todas las fuerzas de la izquierda política, incluidos los partidos de la pequeña y mediana burguesía, por lo que debía paralizarse la revolución social y dar prioridad a la guerra. La dominación roja en España.». Martínez Barrio incluyó en su gabinete a políticos moderados y dispuestos a llegar a algún tipo de acuerdo con los militares sublevados[213] y en la madrugada del sábado 18 al domingo 19 de julio, habló por teléfono con el general Emilio Mola, «El Director» de la sublevación, pero este se negó rotundamente a cualquier tipo de transacción. Editorial Fundamentos, 1994. El primer paso fue el Decreto de Unificación de abril de 1937, por el que todas las fuerzas políticas que apoyaban el «alzamiento nacional», y singularmente los falangistas y los carlistas, que eran quienes con sus milicias más habían contribuido a la guerra, fueran integradas bajo un único partido, denominado Falange Española Tradicionalista y de las JONS. [247], Gran Bretaña y Francia veían que la «guerra de España» podía complicar aún más el difícil juego estratégico que se desarrollaba a escala europea. La División 46 mandada por «El Campesino» escapó o huyó, según las diferentes versiones, y la ciudad fue reconquistada por los «nacionales». Los «nacionales» en su avance hacían cada vez mayor número de prisioneros, lo que «siempre constituye un indicio de la descomposición de un ejército». Aunque se trata de un tema muy controvertido, la mayoría de los historiadores calculan que un 70 % de los 15 000 jefes y oficiales en activo en 1936 combatieron en el bando sublevado(1236 fueron fusilados o encarcelados por ser desafectos al bando vencedor en cada lugar), mientras que, por el contrario, la mayor parte de los 100 generales no se sublevaron. [49] La respuesta del gobierno de Azaña fue prohibir el partido y detener el 14 de marzo a su máximo dirigente José Antonio Primo de Rivera, pero el paso a la clandestinidad no impidió que siguiera perpetrando atentados y participando en reyertas con jóvenes socialistas y comunistas. Esta inestabilidad condujo a nuevas elecciones en 1933, las primeras en que votaron mujeres en España, y en las que fue electa una coalición derechista republicana, sin intenciones monárquicas. Finalmente Bilbao cayó el 19 de junio, sin que el gobierno de Valencia, presidido desde el 17 de mayo por el socialista Juan Negrín tras superar la crisis republicana de los «sucesos de mayo de 1937» hubiera podido organizar algún ataque en otros frentes que hubiera dificultado la gran concentración de medios terrestres y aéreos desplegada por los «nacionales» en la Campaña de Vizcaya. Fuera de esta área controlaban determinados lugares y puntos de resistencia aislados dentro de la zona republicana como la ciudad de Oviedo (que soportó un asedio por parte de los republicanos durante 90 días, hasta la entrada de las tropas franquistas el 17 de octubre), el cuartel de Simancas en Gijón, el Alcázar de Toledo o el santuario de la Virgen de la Cabeza en Andújar. La crisis la provocaron el día 13 de mayo los dos ministros comunistas que amenazaron con dimitir si Largo Caballero no dejaba el Ministerio de la Guerra (el PCE especialmente desde la caída de Málaga el 8 de febrero le hacía responsable de las continuas derrotas republicanas), y que disolviera el POUM. En la zona sublevada la muerte en accidente de aviación del que iba ser el jefe de la rebelión, el general Sanjurjo, provocó que los generales sublevados decidieron crear el jueves 23 de julio una Junta de Defensa Nacional, que quedaría constituida al día siguiente en Burgos, y que estaría integrada por los generales Miguel Cabanellas, que fue nombrado presidente de la Junta por ser el general más antiguo entre los sublevados, Andrés Saliquet, Miguel Ponte, Emilio Mola y Fidel Dávila, además del coronel Federico Montaner y el coronel Moreno Calderón. Aunque se trata de un tema muy controvertido, la mayoría de los historiadores calculan que un 70 % de los 15 000 jefes y oficiales en activo en 1936 combatieron en el bando sublevado (1236 fueron fusilados o encarcelados por ser desafectos al bando vencedor en cada lugar), mientras que, por el contrario, la mayor parte de los 100 generales no se sublevaron.